La diabetes es una enfermedad crónica, es decir de larga duración, que puede ser prevenible si se minimizan algunos factores de riesgo como el sobrepeso y básicamente la obesidad abdominal (que se diagnostíca si la cintura es mayor a 80cm en mujeres o de 90cm en hombres).
Antes de que esta enfermedad se manifieste, el metabolismo puede encontrarse con algún nivel de alteración, principalmente en la dificultad para metabolizar los hidratos de carbono o azúcares, a este problema metabólico que comienza y es un factor de riesgo para desarrollar diabetes o enfermedades cardiovasculares se le conoce como intolerancia a la glucosa, esta fase puede ser reversible si se toman las acciones correctas.
Para entender mejor el problema tenemos que conocer que la insulina tiene un papel importante en nuestro metabolismo, ya que facilita la utilización de la glucosa. En las personas que no realizan ejercicio, que tienen sobrepeso o mala alimentación, les puede suceder que con el paso de los años se disminuya la producción de insulina en el organismo o inclusive que a pesar de que se produzca la cantidad adecuada, la insulina tendrá problemas para poder realizar sus funciones normales.
El mecanismo principal de este problema es que no se utiliza adecuadamente la energía, como consecuencia de una vida sedentaria.
La reducción de un 10% del peso corporal actual, si se tiene sobrepeso u obesidad, puede disminuir hasta en un 50% el riesgo de desarrollar diabetes, otro factor muy importante, que muchas veces es menospreciado o ni siquiera tomado en cuenta: la actividad física. Realizar actividad física tiene grandes ventajas que se resumen en: favorecer un aumento en la utilización de la glucosa y de lípidos, aumenta la capacidad para que los músculos capten glucosa con menor necesidad de insulina, por lo tanto es un importante apoyo que debe ser prescrito con una adecuada rutina y periodicidad tomando en cuenta la condición física de la persona, los días por semana, el tiempo, la intensidad y tipo de actividad. Siempre de forma gradual para evitar alguna complicación.
Se recomienda realizar actividad física moderada por lo menos 3 veces a la semana, podemos identificar este nivel de actividad porque la persona empezará a tener dificultad para poder hablar mientras la realiza. No hay que olvidar la buena nutrición como parte fundamental del tratamiento para frenar la progresión de la intolerancia a la glucosa.
Para fomentar una buena adaptación al ejercicio y mejorar el nivel de recuperación, se ha demostrado que ingerir proteínas después de la actividad física favorece la síntesis de mitocondrias (que dentro de la célula metabolizan la energía) y de transportadores GLUT-4 que son importantes para la captación de glucosa por las células.
Una dieta saludable y la actividad física pueden favorecer la salud y disminuir el riesgo de desarrollar diabetes que está latente en quienes padecen síndrome metabólico o alteraciones en los niveles de glucosa, recuerda que cualquier persona que padezca sobrepeso u obesidad puede desarrollar esta condición metabólica (que aún puede ser reversible) por lo que mantener además un peso ideal y una adecuada composición corporal es la meta que debe lograrse.
Saludos
L.N.H. Rodrigo Mancilla Morales
rodmanci@gmail.com